lunes, 5 de octubre de 2009

Fuego


Jenni Tapanila


Nunca el fuego fue tan vivo. Contigo, la intangible belleza de una flor. No se quemaba, pero ardía. Ardía con fuerza. Si cerrabas los ojos, podías sentir su aroma penetrando tu cuerpo, anestesiándolo.

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